domingo, 29 de julio de 2012

¿Estás huyendo?





¿Estás huyendo? Mi estómago sin vacilar contesta que sí y en ese instante no sé si estoy más sorprendida por la pregunta o por la respuesta. 
Llevo semanas invitando a varios amigos (ellos y ellas) a que se escuchen mientras, al mismo tiempo, yo evito el momento de sentarme conmigo a solas. Frente a frente. Como otras veces. Tengo trabajo, tengo clase, tengo exámenes… vuelvo a tener trabajo…  cualquier pretexto es suficiente.
En estos días sin sol y estas noches sin luna, un año después, vuelvo a ser La Palida de Galeano. ¿Qué le pasa al mes de julio? Final de junios y preludio de septiembres, sí, ¿y qué?
Abro los ojos y en mi móvil aguarda un mail sin leer. La posibilidad de huir a la playa durante unos días me invita a seguir buscando respuestas. La mañana está receptiva y las emociones por fin afloran: no quiero un curso perdido, no quiero actuar guiada por el miedo y no quiero esperar. 
Entonces, la presidenta de la Fundación González es clara: “Si crees que va a ser un año perdido, vete ya y no esperes. Tienes mi bendición”. Aquí solo quedan tres frenos que, en realidad, son cuatro pero ese último tiene el comodín de la compensatoria. 
¿Qué necesito para ser lector?
Tal vez... ¿abrir más ancho?