¿Estás
huyendo? Mi estómago sin vacilar contesta que sí y en ese instante no sé si
estoy más sorprendida por la pregunta o por la respuesta.
Llevo semanas
invitando a varios amigos (ellos y ellas) a que se escuchen mientras, al mismo
tiempo, yo evito el momento de sentarme conmigo a solas. Frente a frente. Como
otras veces. Tengo trabajo, tengo clase, tengo exámenes… vuelvo a tener
trabajo… cualquier pretexto es
suficiente.
En estos días
sin sol y estas noches sin luna, un año después, vuelvo a ser La Palida de
Galeano. ¿Qué le pasa al mes de julio? Final de junios y preludio de
septiembres, sí, ¿y qué?
Abro los ojos
y en mi móvil aguarda un mail sin leer. La posibilidad de huir a la playa
durante unos días me invita a seguir buscando respuestas. La mañana está
receptiva y las emociones por fin afloran: no quiero un curso perdido, no
quiero actuar guiada por el miedo y no quiero esperar.
Entonces, la presidenta
de la Fundación González es clara: “Si crees que va a ser un año perdido, vete ya y no
esperes. Tienes mi bendición”. Aquí solo quedan tres frenos que, en realidad, son cuatro pero ese último tiene el comodín de la compensatoria.
¿Qué necesito para ser lector?
Tal vez... ¿abrir más ancho?
¿Huyendo? Esto sería un buen pretexto par sentarnos delante de un bombón con hielo y comenzar a divagar, me entiendes, ¿no?
ResponderEliminarQuizá, más que huir, necesites parar, no correr y observar lo que se mueve a tu alrededor; el lugar en el que estás y en el que querrías estar.
¿Sabes? Sigo pensando que no hacen tan mala pareja.
Un beset.
Sabes que nunca digo que no a un café con la promesa de poder escuchar y ser escuchada ;D
ResponderEliminarGracias!!
Por cierto, en esa foto estás preciosa. El tiempo te ha madurado de forma elegante.
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